El coste de viajar barato.

El término low cost  está tan introducido en nuestro día a día que ya es una forma de vida.

 Las compañías aéreas han sido las primeras en quitarle todo el jugo a esta “manera de vivir”, y la crisis es el gran motor que ha potenciado su desarrollo

Donde los clientes ven un “coste bajo”, las empresas ven una “maximización de beneficios”.  Y es que es impensable e imposible que un producto con diferente precio sea el mismo.

En un billete de avión la reducción del precio conlleva la pérdida de ciertos privilegios o derechos, depende quien  los valore.

  • Volar a horas menos deseadas (noche o madrugada).
  • Pago por facturación de maleta/s, (esto ha propiciado que viajemos con mucho menos).
  • Uso de aeropuertos secundarios.
  • Reducción del espacio personal para llevar a más gente en el mismo espacio.
  • Compra e impresión del billete por parte del consumidor (a veces incluso penalización económica por no llevar copia impresa del billete).
  • Tasas obligatorias por pagar con tarjeta  de débito o crédito (más caro) a pesar de ser el único método de pago posible vía internet. Así hacen frente a la comisión que pagan por transacción bancaria.  
  • Cobro por elegir asiento dando la posibilidad de escoger zona y tipo de asiento por talla, siendo más baratos cuanto más al final te sientes y cuanto menos espacio entre asientos haya.      
  • Hay compañías que permiten pagar el “embarque prioritario” (caso Ryanair) para que si viajas acompañado o en grupo, puedas conseguir asientos cercanos.
  • A mayores el cliente puede contratar un seguro de viaje y/o cancelación, desconociendo que muchas de las tarjetas de crédito que usamos a diario ya incorporan seguros de viajes, sino infórmate.

Las compañías también maximizan beneficios ocupando al máximo sus vuelos (incluso vendiendo más billetes del máximo real ya que calculan porcentajes de pasajeros que anulan billetes, no se presentan o cancelan vuelos a última hora). También realizan gran número de vuelos diarios para permanecer en tierra el menor tiempo posible, usan aviones homogéneos para abaratar costes en mantenimiento y formación en su tripulación, al viajar a aeropuertos secundarios pagan menos tasas y suelen hacer rutas directas evitando las escalas (así eliminan el pago de tasas y reducen tiempos muertos). 

Parece que cuando viajamos en low cost no existen consecuencias, pero siempre las hay, ya que cuando sufrimos un overbooking y tenemos que quedarnos tirados en el aeropuerto esperando al siguiente vuelo, tenemos restos de otros pasajeros en el asiento debido a que el tiempo para la limpieza y orden del avión es mínima, o tenemos que disponer de más tiempo para llegar al aeropuerto porque los aeropuertos secundarios están más alejados, estamos pagando el abaratamiento del billete.

Incluso el beneficio económico nunca es aquel que existe entre la diferencia entre el precio de un billete de avión de una compañía regular y una de bajo coste: calcula cuánto cuesta desplazarse a esos aeropuertos secundarios, que no en todas las ciudades operan estas compañías, y súmale el gasto por gestión, facturación, seguros, etc. Si todo esto lo sumas al coste del billete de avión, obtendrás el coste REAL de lo que pagas por ese viaje.

En definitiva, el modelo de vida low cost, que podemos definir como aquel en el que el cliente rechaza ciertos privilegios “prescindibles” para poder disfrutar del producto o servicio básico, ofrece ahorros/beneficios económicos a cambio de comodidad o tranquilidad

Aquí os dejo unos consejos para volar pagando menos y encontrar vuelos más baratos.